Su sello original: Formato esquina entre las calles Cettie Meriem y Joaquin Costa, se levanta este conjunto arquitectónico, original del arquitecto, Ángel Casas, unos de los hombres representativos del buen gusto donde la arquitectura domestica granadina en el primer tercio de nuestro siglo. Otras de las obras más notables de este profesional son el Banco Hispanoamericano de la Gran Vía (actual BSCH); el precioso palacete de la misma calle, ahora sede de la Subdelegación de gobierno, o la casa de la farmacia Gálvez, en la placeta de Cauchiles, entre otros trabajos. El Hotel Inglaterra destaca por la afortunada solución de la esquina y la elegancia de su balconaje. Ángel casa rehuyó de la vulgaridad de esquina recta y rotunda, sustituyéndola por un breve chaflán (en el que se abre la portada en arco semicircular), que alivia la posible rigidez lineal del ángulo recto con una gracia y originalidad interesantes.Como todos los profesionales de aquella generación, Ángel Casa tenía su sello personal, sin acento propio en todos sus trabajos. Aquí se distingue también. Es un edificio quizá “menor” entre los suyos, pero no por ellos el arquitecto descuido su sentido de la elegancia, su extremo cuidado para evitar monotonía en la fachada. A la vista está. El juego de los balcones y su diferente e imaginativa ornamentación es atractivo a la vista del transeúnte. En el balcón central, sobre la puerta, un elegante frontón triangular enmarca un rosto de mujer halada, especie de alegoría de la victoria. De parecido interés los relieves de los balcones de la planta segunda y los gracioso arcos de la tercera. El conjunto, que se prolonga en forma de viviendas por la calle Cettie Meriem es una muestra más del buen quehacer de uno de los mejores arquitectos granadinos de nuestro siglo.
Ya decimos que este Gran Hotel Inglaterra empezó a funcionar en los últimos años de la década de los 20, poco antes de que la crisis financiera mundial de 1929 asestara un serio golpe al gran turismo internacional. El primer director y propietario del flamante hotel fue un empresario ya avezado en estos menesteres: Manuel Morales Arias, que tenía también el Hotel Nuevo Oriente (antes El Navío ), en las calles Alhóndiga y Párraga. Desde el primer momento, el Gran Hotel Inglaterra se anunciaría (junto con el Alhambra, el Washington Irving, el Victoria y el París) como hotel de primer orden. No había entonces el renglón de las estrellas para calificar la categoría de los hoteles, ya que fue una calificación hotelera que vendría posteriormente, pero si había diferentes clases para información del viajero.
A raíz de la guerra civil del 36, el Gran Hotel Inglaterra se vio obligado a suprimir el nombre de Inglaterra en su fachada. Nada inglés, nada francés estaba entonces bien visto, con lo que durante algunos años este hotel se llamó sencillamente Gran Hotel. Por entonces la estancia, en concepto de de pensión completa, era de 30 pesetas diarias. Y había veces en que los huéspedes tenían que salir apresuradamente del comedor, porque llovían piedras contra los balcones. Eran las manifestaciones de los estudiantes que, al grito de “¡Queremos Gibraltar!”, los lanzaban. Nadie les decía que se concentraran ante el Hotel Inglaterra, pero con tal de no volver a clase y de tener algún entretenimiento extranjero, los estudiantes incluían el inofensivo establecimiento hotelero entre los objetivos de sus reivindicaciones patrióticas.
En la actualidad, el hotel conserva su fachada, así como la estructura interior y parte del mobiliario original (puertas, mesas, enlosado, barandas, escaleras, etc).